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Manifiesto por el Día Internacional de las Personas Migrantes desde la perspectiva de género

Las integrantes de la Asociación Por Ti Mujer somos mujeres fuertes, diversas y empoderadas que trabajamos por la lucha contra la violencia de género, el empoderamiento de las mujeres, el pleno ejercicio de sus derechos y el logro de la equidad como condiciones imprescindibles para llegar a la justicia social, al desarrollo humano sostenible y a la paz.

Se nos han dado muchos nombres: ilegales, extranjeras, trabajadoras temporales, violadoras de fronteras, indeseables, exiliadas, criminales, no ciudadanas, terroristas, ladronas, forasteras, invasoras, indocumentadas… Nuestra condición de MUJERES Y MIGRANTES produce una serie de discriminaciones múltiples que nos enmarcan en un sistema de vulnerabilidad: social, económico, familiar, cultural o jurídico. Es por eso que hoy, 18 de diciembre, Día Internacional de las Personas Migrantes, nos tenemos que sentir incluidas en esta fecha que visibiliza las migraciones en todo el mundo.

La mayoría de las mujeres migramos huyendo de las violaciones de nuestros derechos en nuestros países de origen. Muchas de estas violaciones ocurren en un ámbito privado y son justificadas por normas culturales o religiosas. Otras ocurren en el ámbito laboral y de oportunidades económicas, pues se nos ha apartado del mercado laboral mediante las políticas de libre mercado, ocasionando pérdidas de trabajo, de tierras, desastres naturales y guerras.

Aunque la mayoría de las mujeres en Europa son portadoras de los derechos humanos desde el inicio de la post guerra, muchas de ellas todavía no pueden disfrutar el derecho a tener un trabajo digno, a proteger la integridad de sus cuerpos y a una vida libre de violencia. En el caso de las mujeres migrantes y las mujeres pertenecientes a minorías étnicas, las prácticas dañinas, como el matrimonio infantil y la mutilación genital femenina, migran con ellas a través de las fronteras, intentando ser partes inherentes de la “cultura” o “tradiciones”. Estas mujeres tienen que vivir en las sombras de la sociedad sin ninguna protección ni apoyo. Esto les hace mucho más vulnerables al abuso económico y físico. Las mujeres y niñas tienen un limitado acceso a la educación, a condiciones seguras de vida y al cuidado sexual y reproductivo. Están siendo traficadas, explotadas en la prostitución, en los cuidados y trabajos domésticos y en las industrias hospitalarias y de agricultura. Además, la mayoría de las mujeres refugiadas y en busca de asilo no tienen acceso a los servicios legales y de justicia. El racismo perpetúa estas condiciones e impiden el cambio de las mismas. Nuestros derechos se están cumpliendo cada vez menos porque política y socialmente no se nos reconoce como portadoras de los mismos.

La “crisis migratoria” que enfrenta Europa, ha llamado la atención al alto nivel político en materia de mujeres víctimas de violencia de género, refugiadas y en busca de asilo. El Parlamento Europeo, la Agencia de los Derechos Fundamentales (FRA) y muchas otras ONG europeas, han remarcado que estas mujeres experimentan múltiples formas de violencia, pero a pesar de esto, y aunque la violencia de género es reconocida y aceptada como violación de los derechos humanos, el progreso que se hace en la práctica todavía es poco satisfactorio. En muchos de los países de la Unión Europea, los derechos legales y la protección social para mujeres migrantes son excluidos. Países que cierran sus fronteras, alzan muros y les da igual si las personas viven o mueren, sin pensar que millones de personas sean arrancadas de su tierra, sus casas, sus amigos y familias a causa de la guerra, la persecución, la pobreza… Los gobiernos se resisten frente a esta realidad y no asumen sus obligaciones que el comercio de armas sustenta y provoca las guerras. Empresas y mafias que trafican personas, extorsionan y se aprovechan del sufrimiento de los demás.

En este contexto, desde nuestra Asociación hacemos un llamado a los gobiernos internacionales, nacionales y locales a que sean escuchadas las voces de las mujeres migrantes y que sea tenida en cuenta en las decisiones políticas y sociales para que se nos garantice plenamente el ejercicio de nuestros derechos.

 

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