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“Te quitaré lo que más quieres”

Las hijas e hijos siempre son víctimas de la violencia de género

La violencia vicaria nace de la violencia de género, que lamentablemente no disminuye. Esta forma de violencia muestra claramente que cuando un maltratador no puede acceder a la mujer para ejercer poder y control sobre la misma, acaba ejerciendo violencia sobre las hijas e hijos, quienes finalmente son utilizados como instrumentos para dañarla. Además, desgraciadamente cuando una mujer decide separarse de su pareja es cuando se producen más episodios de violencia.

A raíz del suceso ocurrido en Sueca, el pasado día 3 de abril, en el que un padre presuntamente asesinó a su hijo como forma de dirigir su violencia hacia su pareja, nos hace cuestionarnos, ¿cómo se ha llegado hasta este punto? y ¿de qué manera se puede prevenir la violencia vicaria?

Ley Orgánica 1/2004, de 28 de diciembre, de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género contempla a los hijos e hijas menores de edad víctimas directas e indirectas de este tipo de violencia, para garantizar de forma efectiva y adaptar las medidas dirigidas hacia la mujer a estos menores. Además, en procedimientos judiciales relativos a los temas de familia, prima en todo momento el interés superior del menor. Como, por ejemplo, en atención a los regímenes de visita que se suspenden o se acuerdan en puntos de encuentro para mantener la relación entre padre e hijo cuando existe una condena por violencia de género.

Sin embargo, en cosas como el suceso anteriormente nombrado vemos que el sistema presenta aun así deficiencias y se cometen errores que acarrean graves consecuencias. En este caso el proceso por violencia de género culminó con una sentencia condenatoria contra el padre, que otorgaba la patria potestad y la custodia del menor a la madre, suspendía el régimen de visitas para el padre y establecía una orden de alejamiento de la mujer. No obstante, posteriormente ambos firmaron un convenio regulador, que otorgaba de nuevo la custodia compartida con el padre.

Por tanto, es necesario que todas las instituciones reflexionen y actúen, de nuevo atendiendo a la complejidad de este tipo de violencia, y reforzar las medidas de protección de los hijos e hijas, que también son víctimas de violencia de género.

Debemos recordar que la violencia de género es un tema difícil de abordar, ya que, en algunos casos, las propias víctimas justifican o defienden a sus agresores con la esperanza de que ellos van a cambiar. En este caso, se puede percibir, por un lado, una buena voluntad de la madre en cuanto a la relación del padre con el hijo, y por otro lado una falta de asesoramiento y una mayor información en cuanto a los riesgos, ya que su realidad es percibida de forma diferente a la de las instituciones que tienen la obligación de atender y proteger a los menores.

El sistema judicial español tiene que aplicar mecanismos de protección y asegurarse de que esta violencia no va a evolucionar ni va a finalizar en desenlaces trágicos como el de Jordi. Además, no podemos olvidar que la instrumentalización de los hijos e hijas para ejercer la violencia de género no solo recae sobre los menores, sino en la propia condición de hijo, es decir, a veces serán mayores de edad e incluso otras solo serán hijos respecto de la madre y no del presunto agresor. Con todo ello, se le debe dar más importancia al vínculo afectivo con la madre para entender porque los agresores los utilizan como arma para ejercer la violencia.

Finalmente, es importante seguir trabajando en la profesionalización, en la sensibilización y en el conocimiento de la violencia vicaria como forma de violencia de género para que sucesos como este no vuelvan a ocurrir, ni ningún menor más acabe siendo utilizado como arma para dañar a la mujer.

Autora: Alexandra Ilinca Albu

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Comentario (1)

  1. REPLY
    Javier cordova says

    También tienen que pensar en los hombres que bastante cuesta conseguir trabajo

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