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Los niños, víctimas de la violencia machista

Por Rosa

Soy madre y mujer maltratada. Y quiero contestar desde mi realidad a esa pregunta que muchos se hacen sobre porque mueren niños, porque niños sufren malos tratos. Pues les diré que se está dando una idealización de la familia tradicional en el mundo jurídico y de rebote en toda la sociedad. Esta versión idealizada del padre-madre consiste en presentarlo como la reivindicación de la igualdad para la crianza y custodia de los hijos. Para conseguir este efecto de culto, la doctrina judicial ha de invisibilizar la violencia género y contra los hijos, más común de lo que muchos suponen. Esto implica quitar credibilidad a las denuncias o quejas hacia el maltratador. Los argumentos básicos del culto mediante la invisibilización de la violencia de género son:

  • La utilización de eufemismos como conflicto familiar para referirse a la violencia de género. Se transforma así en un combate mutuo entre iguales, lo que es un abuso de poder de una parte hacia la otra, basado en un régimen patriarcal.
  • La descripción de la maltratada como manipuladora, maliciosa, trastornada, y tendente a poner falsas denuncias para conseguir beneficios económicos.
  • La concepción del menor como manipulable, inmaduro y sin un criterio claro de lo que le conviene. El miedo del niño es manipulado. Los incumplimientos por miedo son motivo diario de retirada de custodias a maltratadas en favor del maltratador en este país y en esta ciudad.
  • El binomio pareja violenta/padre amoroso: un maltratador puede ser buen padre.

Una vez asumidos estos argumentos la conclusión lógica es que sólo arrancando a ese menor de las manos de su peligrosa madre y dándolo al padre, puede desarrollarse como un ser humano íntegro. En definitiva según lo anterior, el interés superior del menor es el mantenimiento de la relación de éste con su padre; y las madres que se oponen a fortalecer ese vínculo son locas o delincuentes.
Estas interpretaciones de la realidad vienen cubiertas por una máscara de igualdad. El lenguaje neutral respecto del género encubre actitudes y privilegios machistas, presentándolos como una nueva masculinidad deseosa de compartir el cuidado de los hijos durante la lucha por la custodia. Una vez conseguida es común, en el caso de hombres maltratadores, que otra mujer, la abuela paterna o la nueva novia del padre, sea la que de verdad se ocupa de los menores. Y tirando por tierra el papel de tantos y tantos padres que cuidan de sus hijos por igual sin medallas, casados o divorciados, con custodia o sin ella.

La situación es que ha aumentado el número de órdenes de protección solicitadas en los juzgados de violencia sobre la mujer y ha disminuido el número de las concedidas. Ha disminuido el porcentaje de condenas en los Juzgados de lo Penal. En las sentencias penales dictadas en los juzgados de violencia sobre la mujer ha disminuido el porcentaje de delitos y ha aumentado el de faltas. Bajan los casos de maltrato habitual en las sentencias y aumentan los de lo que se considera violencia de género menos grave, malos tratos puntuales o aislados.

Una interpretación superficial es la de que disminuye la violencia grave, continuada y aumenta la ocasional, leve. Algunos están interpretando que estamos erradicando la violencia machista y que las agresiones puntuales aumentan por la crisis. Es una terrible equivocación hacer esta lectura. Entender eso de las cifras es pretender invisibilizar la violencia machista. Ésta no ha disminuido, sigue siendo la misma lacra que era hace unos años, aunque ahora estemos empezando a verla y a ponerle límites. Más bien parece que los jueces hacen la interpretación de agresión puntual, y no de permanencia continuada en un ambiente de terror, porque no se investigan lo suficiente el contexto histórico del maltrato o las posibles pruebas que se pudieran aportar para probar su continuidad temporal y su componente psicológica.

El neomito machista de las denuncias falsas ha hecho mucho daño, en el ámbito jurídico ha disminuido la credibilidad de las mujeres que denuncian. La tendencia, como hemos visto, va en el sentido de hacer menos caso de sus quejas. Parece dar igual que las autoridades pertinentes aseguren que no hay prácticamente denuncias falsas en violencia de género, la desconfianza se ha extendido. Las denuncias falsas sólo representan el 0,01% de las presentadas.

Al estudiar los resultados estadísticos del CGPJ respecto de las medidas civiles relativas a la custodia, vemos que como norma los jueces no quitan la custodia a maltratador: más del 90% de maltratadores mantuvieron la guarda y custodia. Hay hombres condenados con sentencia firme que tienen la custodia compartida o única. Hay bastantes casos de criminales que han matado a su pareja, que cuando salen de la cárcel piden la custodia y patria potestad de los hijos que estaban con los abuelos maternos y se la conceden. Unos 800.000 niños conviven con situaciones de violencia de género en España, 5 niños y 50 víctimas de género han muerto, y 40 niños han quedado huérfanos según datos del Ministerio de Igualdad. Los jueces parecen pensar que los maltratadores mayoritariamente son buenos padres.

Está documentado que no todos los niños expuestos a la violencia doméstica muestran una mala adaptación (Grych, Jouriles, et al., 2000; Hughes & Luke, 1998). Sin embargo, la ausencia de problemas graves de adaptación no significa necesariamente que los niños no estén afectados por la violencia, porque los niños pueden experimentar distress subclínico u otros problemas leves que los pongan en un riesgo mayor de problemas posteriores psicológicos o interpersonales (E. M. Cummings, 1998; Graham-Bermann, 1998). Por ejemplo, los niños que son testigos de la violencia doméstica pueden mostrar actitudes inapropiadas respecto de la violencia como un medio para resolver conflictos, una mayor propensión a usar ellos mismos la violencia.

Jueces de violencia, fiscales y letrados, ciudadanos en general, para acabar con esta lacra no hay hombres o mujeres, padres o madres. Hay personas buenas y malas. Y un maltratador es una mala persona siempre, en todos sus papeles. Una persona no abandona su vida, huye, se esconde… por fastidiar a su ex pareja. Una persona no protege a sus hijos de la nada. Un niño no inventa miedos reales y tangibles. ¿Acaso ustedes dejarían al cuidado de sus hijos a una persona con antecedentes violentos? ¿Por qué por un papel que dice padre sí se hace? Reflexionen.

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Comentario (1)

  1. REPLY
    Carmen says

    Suscribo cada palabra del reportaje. ¿ qué ayuda ofrecéis a mujeres que están en pleno proceso? es descorazonador como uno se siente tan poco protegido y como no puede ayudar a su hijo.

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