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IX Encuentro por la Igualdad y la Integración

Un año más, y después de 8 ediciones, nuestra entidad organiza su IX ENCUENTRO POR LA IGUALDAD Y LA INTEGRACIÓN. Abordaremos una problemática que afecta a mujeres migrantes y refugiadas, teniendo en cuenta que en este primer semestre de actividades de la Escuela de Empoderamiento, programa institucional que desarrolla Por Ti Mujer desde el 2012, un 80%  de la población atendida fue mujeres solicitantes de asilo, mujeres refugiadas y mujeres migrantes.

Este encuentro, de naturaleza interdisciplinar, está dirigido a personas y entidades que trabajan inmigración y refugio para fomentar el diálogo y debate en torno la problemática actual de la discriminación múltiple que enfrentan las mujeres migrantes y refugiadas.

El objetivo del encuentro  es dialogar sobre las circunstancias que rodean las migraciones, bien porque las personas huyen de condiciones de vida extremadamente duras, bien por la existencia de conflictos armados. Como es obvio, ni las legislaciones internacionales ni las comunitarias europeas ni las nacionales son capaces de dar una solución eficaz a una cuestión que afecta la dignidad de los seres humanos y a la aplicación y desarrollo de los derechos humanos.

En esta oportunidad contaremos con Angela Nzambi, técnico social en material de sensibilización social e incidencia política en el Comité Español de Ayuda al Refugiado (CEAR) y escritora, para hablarnos sobre  mujeres refugiadas y conocer mejor la situación por la carencia de vías seguras y legales hacia Europa. Es necesario visibilizar, que las necesidades, las prioridades y las voces de las mujeres refugiadas y migrantes suelen estar ausentes de las políticas destinadas a protegerlas y darles asistencia.

No sólo es más duro ser refugiada siendo mujer, sino que también se puede ser refugiada por ser mujer. La violencia de género, el matrimonio forzado, la mutilación genital, el feminicidio, la esterilización y el aborto selectivo, los crímenes de honor o la trata de personas con fines de explotación sexual son algunos de los motivos de persecución de las personas refugiadas por género. Todas esas causas suponen una grave vulneración de los derechos humanos y las víctimas deben tener el mismo derecho a solicitar asilo y obtener la misma protección que quienes huyen de un conflicto armado.

Además, la discriminación por motivos de religión o de creencias afecta a la población inmigrante en España en ámbitos de la vida como la educación y el empleo, pudiendo llegar a tener un impacto negativo en sus vidas a causa del aislamiento, la exclusión y la estigmatización a la que pueden llegar a ser sometidas. Las mujeres, además, pueden sufrir esta misma discriminación simplemente por llevar determinadas prendas, tal y como sucede en países como Bélgica y Francia, donde hay leyes que prohíben el velo integral en espacios públicos.

Lo cierto es que cuando en 1951 se redactó en Ginebra la Convención sobre el Estatuto de los Refugiados, las mujeres no estuvieron presentes en la mesa ni en los textos. Ese grave déficit se ha ido paliando, en las últimas décadas, mediante políticas y acciones para la protección de las mujeres, desarrolladas por ACNUR, la agencia de la ONU para los refugiados. La atención más especializada hacia las refugiadas empieza a conformarse en 1990, pero hasta 2002 no se aprobarían las Directrices sobre la Persecución por Motivos de Género.

Incluso en 2018, solo 17 los 28 estados de la UE han ratificado el Convenio de Estambul, firmado por la propia Unión el año pasado, el cual constituye una sólida base legal para afrontar la violencia contra todas las mujeres y que también aborda cuestiones de migración y asilo.

La redefinición del concepto de refugiado para adecuarlo a las realidades y amenazas actuales es claramente necesaria, pero la revisión del propio enfoque de género no es menos apremiante. Las refugiadas no son solo las víctimas más vulnerables, también están mejor capacitadas para mantener la cohesión del grupo, son las defensoras más eficaces de los servicios indispensables y las administradoras más eficientes de los escasos recursos. La experiencia de las mujeres a la hora de reconstruir sus sociedades de origen es impresionante y tienen mayor capacidad de integración en la sociedad de acogida. Las mujeres refugiadas son mucho menos violentas que los varones y tienen un profundo sentido de la responsabilidad para con sus familias o su grupo de referencia.

Desde el Parlamento Europeo, venimos reclamando nuevas directrices europeas en materia de género que incluyan la acogida y un sistema de integración pensado para las mujeres. Si bien algunos países tienen en consideración la violencia de género a la hora de conceder asilo, no existe una práctica homogénea entre los estados ni se aplica de forma efectiva en la mayoría de los casos.

Por otra parte y liderado por la ONU, la comunidad internacional está elaborando un Pacto Mundial para los Refugiados (y otro sobre Migración). Aunque, lamentablemente, no vaya a ser un texto vinculante, sí es la primera gran oportunidad para recoger de forma transversal una correcta visión de género en esta materia.

Pero es clave escuchar a las mujeres a la hora de diseñar las políticas de protección y de desarrollo y la acción humanitaria, se debe incluir a las refugiadas. Son las que más sufren y las más olvidadas.

El encuentro lo realizaremos en la Casa de la Dona de Mislata, el próximo 22 de mayo del 2018 a las 11:00 horas.

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